La escritora y periodista mexicana Lydia Cacho presentó en el Centro Cultural Gabriel García Márquez su libro ‘Esclavas del Poder’, una obra en la que entrega detalles de la manera como las organizaciones delictivas trasladan seres humanos de un punto a otro del planeta con el fin de explotarlos sexualmente. La obra también describe el modus operandi del lavado de dinero producto del ilícito negocio.
La trata como fenómeno global
La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC por su sigla en inglés) señala a través de su portal de internet que la trata de personas afecta a casi todos los países del mundo, ya sea por ser punto de origen, tránsito o destino. Incluso agrega que en el mundo hay 127 países cuyos nacionales han sido victimas y quienes han reportado ser explotados en 137 estados.
UNODC también informa que cada año cerca de 2.4 millones de personas en todo el mundo serían victimas de la trata, lo que generaría ingresos por U$32 mil millones de dólares anuales a los delincuentes. El 79% de los casos registrados son de mujeres y niñas que son explotadas sexualmente, mientras que el 21% restante consiste en personas que son sometidas a trabajos forzosos en granjas o fábricas.
Según afirmó la escritora y periodista Lydia Cacho en la presentación de su libro ‘Esclavas del poder’, la realidad en América Latina es preocupante. En Paraguay, Venezuela y Argentina se han aumentado los casos de trata con fines de prostitución en México. Por su parte, Colombia ha sido identificada como un punto de origen y transito de mujeres y niñas que son llevadas a Estados Unidos, Europa y Asia.
La trata como delito
Primero que todo, se debe recordar que la trata de personas está tipificada en Colombia a través del artículo 188A de la Ley 599 de 2000 (Código Penal), además, el país cuenta con la Ley 985 de 2005 que traza lineamientos contra ese delito y formula políticas de atención a las víctimas.
Las condenas para aquellos que incurran en esta conducta punible oscilan trece (13) y veintitrés (23) años de prisión, y una multa de ochocientos (800) a mil quinientos (1.500) salarios mínimos legales mensuales vigentes.
Por otra parte, la trata es delito fuente del lavado de activos en Colombia desde el año 2002, cuando se adicionó al artículo 323 del Código Penal a través de la Ley 747 del mismo año.
En ‘Esclavas del poder’ –texto que describe una realidad dolorosa de forma magistral–, Lydia Cacho dedica el capítulo noveno al blanqueo de dinero. ‘‘Cuando hablé con uno de esos delincuentes le pregunté por qué trataban personas y me confesó lo siguiente: un kilogramo de cocaína sólo se puede vender una vez, mientras que a una mujer se la puede vender cientos de veces’’. Lo anterior le permitió a la escritora dimensionar la cantidad de recursos que se moverían a través de esta conducta y le planteó interrogantes acerca de la forma como se lavaría el dinero.
Su investigación –que tardó algo más de cinco años y le permitió viajar por decenas de países– revela quelos tratantes de personas están utilizando la industria turística a través de restaurantes, bares y hoteles no sólo para ‘vender’ a sus victimas, sino para lavar el dinero producto del ilícito.
Igualmente, observa que hace algunos años los traficantes de drogas les alquilaban las rutas a los tratantes de personas, pero de un tiempo para acá se dieron cuenta que podían ingresar ellos mismos a ese negocio y comenzaron a hacerlo.
Al finalizar la presentación del libro, Lydia Cacho indicó que los tratantes esparcen el dinero por todo el mundo y en ocasiones lo envían a paraísos fiscales. Además afirmó que durante su trabajo ha encontrado que ‘‘varios bancos están avalando el lavado de dinero’’ que tiene origen en la trata.
Una tipología
En uno de los apartes de su libro ‘Esclavas del poder’, Cacho describe la forma como un tratante lavaba su dinero en México: un productor de pornografía infantil a quien investigó requería lavar un millón de dólares que había obtenido como ganancia en efectivo de sus negocios de producción de videos, así como de turismo sexual, en los que cobraba 2.000 mil dólares por cada relación sexual de una adolescente de trece años con un político o empresario turista.
El sujeto (tratante) tenía un restaurante en un aeropuerto, una joyería en un hotel de cinco estrellas y un hotel frente al mar. Para consolidar el dinero cambiaba una parte en cheques de viajero a su nombre. A su turno su esposa, tres de sus hijos y su administradora canjeaban otra parte por medio de otros cheques de viajero en diversos bancos.
En las casas de cambio locales, su chofer, identificado como un guía turístico, compraba 500 euros cada tercer día. Otra parte la enviaba a través de compañías de giros a los Ángeles, Arizona y Miami, donde sus socios recogían el dinero.
Una cantidad más era lavada en su propio hotel con huéspedes fantasmas. Según sus vecinos, las habitaciones frente al mar permanecían vacías durante largas temporadas; sin embargo, el libro de reservas estaba siempre ocupado por supuestos clientes que casualmente pagaban en efectivo. En treinta días, con una ocupación total de 25 habitaciones, a razón de 400 dólares diarios, lograba lavar 300 mil dólares.
En síntesis, luego de dos meses, el tratante lograba lavar el millón de dólares.
Nota: a finales de 2012 la UNODC publicará un nuevo informe mundial sobre la trata de personas con base en los datos recopilados por los Estados miembros. Dicho informe servirá de base para evaluar cómo las tendencias han cambiado desde la publicación del estudio de 2009.