El próximo 17 de julio de 2015 se cumplen tres años de la confesión hecha por los directivos del Hsbc del lavado de miles de millones de dólares a través de la entidad financiera. En este punto es válido preguntarse si realmente cambiaron sus políticas de cumplimiento y qué tanto ha avanzado para superar las deficiencias de su sistema antilavado.
La foto hizo historia: los más altos directivos del Hsbc, uno de los bancos más importantes del mundo, sentados al frente de los miembros del Subcomité de Investigaciones Permanentes del Senado de Estados Unidos tuvieron que reconocer que su banco se prestó para lavar miles de millones de dólares de carteles de la droga y que su sistema antilavado fracasó.
Ante la gravedad de los hechos demostrados por el Subcomité de Investigaciones, Stuart Gulliver, consejero delegado del grupo Hsbc y ahora presidente del banco, tuvo que decir el 17 de julio de 2012 que ‘‘aceptamos la responsabilidad de nuestros errores y estamos profundamente apenados por ellos’’.
El gigantesco caso de lavado de activos le ocasionó al Hsbc cuatro multas en EE.UU. que sumadas ascendieron a U$1921 millones de dólares, las cuales se dieron a conocer en diciembre de 2012 tras un acuerdo logrado entre la entidad financiera y la justicia estadounidense para cerrar la investigación. Uno de los puntos del acuerdo entre Hsbc y el gobierno de EE.UU. señaló que el banco debía someterse a un proceso de monitoreo independiente que evaluara las mejoras de su sistema antilavado.
Sin embargo, el escándalo sobre las malas prácticas antilavado del banco no paró allí. A finales del mismo mes de julio de 2012 el Hsbc México fue multado por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores de México (Cnbv) por un valor aproximado de U$24 millones de dólares, y en agosto del mismo año la UIF de Argentina multó a la filial en ese país por U$6.5 millones de dólares. Las causas de las sanciones en estos dos países fueron similares: fallas en la detección y reporte de operaciones sospechosas, y masiva omisión de señales de alerta.
Una vez se dio a conocer el monto de la multa y la obligación de tener un auditor independiente en EE.UU. el entonces consejero delegado del grupo Hsbc, Stuart Gulliver, afirmó que ‘‘el Hsbc de hoy día es una organización diferente de la que cometió esos errores [y] durante los últimos dos años hemos estado tomando medidas concretas para corregir lo que salió mal’’. ¿Esto es cierto?
Un informe incómodo
Es importante recordar que la Investigación del Subcomité del Senado evidenció serias fallas en el sistema antilavado del Hsbc, entre ellas la apertura de cuentas corresponsales en EE.UU. para afiliados de alto riesgo sin llevar a cabo la debida diligencia, facilitar transacciones con jurisdicciones sancionadas por Ofac y prestar servicios financieros en Estados Unidos a bancos presuntamente vinculados con el terrorismo, todo lo cual permitió, según la investigación, el lavado de millonarios recursos a pesar de signos evidentes de actividad sospechosa.
El dispendioso trabajo de investigación –que incluyó la revisión de un millón y medio de documentos y correos electrónicos, y más de 75 entrevistas con funcionarios del grupo Hsbc- también demostró que el banco hizo caso omiso de más de 17 mil señales de alerta de lavado y no tuvo métodos eficaces para detectar ni reportar operaciones sospechosas a la autoridad.
Todas estas fallas fueron las que tuvo que superar el Hsbc; sin embargo, un reporte del pasado 1 de abril de 2015 dado a conocer por la fiscalía que lleva el caso, con base en un amplio informe presentado por el auditor independiente, deja serias dudas acerca de los avances reales que ha tenido el banco para fortalecer su sistema antilavado.
En la página 2 del informe, al que infolaft tuvo acceso, se destaca que ‘‘Hsbc ha avanzado en el desarrollo de un programa efectivo de cumplimiento y sanciones AML y está mejor protegido y posicionado para detectar los delitos financieros’’ de lo que lo estaba en 2012; no obstante, el mismo informe señala que el auditor considera que el progreso del grupo Hsbc ‘‘ha sido demasiado lento’’, que ‘‘si bien la adopción de políticas escritas fuertes es un paso importante, es solo una parte de la ecuación’’ y por ello ‘‘el grupo tiene una gran cantidad de trabajo por hacer para poner en práctica sus políticas escritas’’.
Según Carlos Burundarena, experto argentino consultado por infolaft y quien le ha hecho seguimiento al caso, ‘‘todos sabemos que más difícil que diseñar un programa de prevención es implementarlo y que si bien el compromiso de la alta gerencia es necesario para el éxito este no es suficiente si toda la organización no se alinea con estos objetivos. Hsbc ha dedicado cuantiosos recursos humanos y monetarios para encuadrarse, pero el monitor considera que puede y debe hacer más. Evidentemente no solo se trata de dinero y disposición’’.
Diagnóstico: falta de cultura antilavado y fallas en tecnología
Según el auditor independiente, las dos grandes debilidades que no han permitido mayores avances en el sistema antilavado del Hsbc son la falta de cultura corporativa y la precariedad de la tecnología dedicada a las labores de cumplimiento.
Si bien el auditor reconoce que el banco ha hecho un gran esfuerzo por asegurar la participación de sus líneas de negocio en la mejora del programa de cumplimiento, también cuestiona el hecho de que hace varios meses los directivos del área de banca global y mercados atacaron a los equipos de auditoría interna y al de cumplimiento por los resultados adversos que tuvieron en sus prácticas de conocimiento del cliente. Según el informe, los directivos de banca global ejercieron tal presión que el reporte final de auditoría fue ‘‘más favorable para el negocio de lo que debió haber sido’’.
En la página 3 del informe se lee que la relación del área de banca global tanto con auditoría interna como con el área de cumplimiento estuvo marcada ‘‘por la combatividad, quejas exageradas sobre la inexactitud de los hechos y una falta básica de cooperación’’. También agrega que el área de banca global ‘‘demostró una cultura deficiente [porque] no había aceptado plenamente el papel y la legitimidad de las funciones de auditoría y control interno’’.
Miembros de la junta revisando las pruebas en su contra. Foto Talk Radio News Service
Ante estos hallazgos el Hsbc tuvo que tomar medidas y ordenó el traslado del jefe regional para las Américas del área de banca global, además le redujo comisiones que afectaron sus ingresos. Incluso, el presidente ejecutivo del grupo Hsbc tuvo que emitir una fuerte carta directiva según la cual ‘‘los empleados deben respetar las opiniones independientes de auditoría interna’’ y en la cual se destaca que la ‘‘falta de respeto, el cinismo o cualquier intento de intimidar no son aceptables y no serán tolerados’’.
En síntesis, la existencia de disputas entre áreas y el no reconocimiento del trabajo de la auditoría y del equipo de cumplimiento por parte de lo que se puede entender como un área comercial están impidiendo la creación de cultura antilavado al interior del Hsbc. De acuerdo con Carlos Burundarena, ‘‘si no se logra convencer a las áreas de negocios todos los esfuerzos que se hagan serán en vano. Es casi imposible aceptar algo en lo que no se cree’’.
Aparte de los problemas en materia de cultura antilavado, otra de las situaciones que ha dificultado la mejora del sistema antilavado ha sido la tecnología que se ha dedicado a esta tarea. De acuerdo con lo expuesto por el auditor en su reporte, ‘‘a pesar de los avances en la mejora de su tecnología de cumplimiento, esto sigue siendo un área de debilidad material en el que [hay] una gran cantidad de trabajo que queda por hacer’’.
La falla concreta observada por el auditor es la fragmentación entre los sistemas del Hsbc y su consecuente falta de conectividad, lo que ha impedido a los funcionarios del banco ‘‘revisar la historia bancaria de un cliente en la evaluación de [una] actividad potencialmente sospechosa’’. Esto ‘‘inhibe la recopilación y análisis adecuado de información de debida diligencia del cliente’’.
A pesar de que el informe reconoce que ‘‘la ejecución de estos planes será difícil, costoso y consume mucho tiempo’’, los directivos del Hsbc han asegurado que superar estas deficiencias tecnológicas ‘‘cuenta con la más alta prioridad’’. Es importante recordar que este es uno de los puntos que en consideración del auditor es fundamental para la finalización con éxito del proceso de monitoreo independiente.
Carlos Burundarena, por su parte, sostiene que ‘‘sin tecnología adecuada las tareas de monitoreo no se pueden realizar en forma eficaz y eficiente porque no se detectan transacciones de clientes que se debieran haber detectado y en general se terminan derrochando recursos humanos. Además, no se aprovecha la información disponible para mejorar el conocimiento que se tiene de los clientes’’.
Después de todo, se puede concluir que luego de tres años los problemas en el Hsbc continúan y son graves. Los ajustes en tecnología se pueden realizar así sean complejos en materia de operatividad, pero lo que sí será difícil es cambiar la mentalidad de algunas áreas y funcionarios que creen que prevenir el lavado va en contra del negocio, a pesar de que ya les costó cerca de U$2000 millones de dólares en todo el mundo y dejó su reputación en duda.
David Bagley, exoficial de cumplimiento Hsbc. Foto Talk Radio News Service