Varios expertos consideran que las aseguradoras no son un objetivo específico de los lavadores sino que estos deben pasar por dichas entidades porque necesitan pólizas para muchos de sus bienes, lo cual les permite realizar negocios con el fin de dar apariencia de legalidad a sus bienes ilícitos. En síntesis, el seguro podría no ser realmente un instrumento para lavar sino un requisito que los lavadores deben cumplir.
El encabezado de este artículo no quiere decir que no exista riesgo de lavado sino que dicho riesgo es menor –en términos de probabilidad– respecto al que asume una entidad que realiza miles de transacciones diarias, como por ejemplo un banco o una firma comisionista de bolsa.
Además, es complicado montar un sistema de gestión de riesgo LA/FT para una aseguradora ya que en este sector no se sabe exactamente quién es el factor de riesgo cliente, pues el riesgo puede estar en el beneficiario. En consecuencia, el conocimiento o seguimiento no podría estar dirigido a una sola persona.
Tipologías
A pesar de que las tipologías que están publicando actualmente las autoridades carecen de calidad, toda vez que son casos exitosos que se publican omitiendo el nombre de las entidades y de las personas involucradas, siguen siendo un tema importante del cual se puede aprender para prevenir lavado de activos y financiación del terrorismo.
Quizá una de las tipologías más conocidas es la de un lavador que busca un crédito en una entidad bancaria, la cual le pide asegurar el crédito. En este caso particular el seguro es obligatorio para el lavador, pues se lo impone el banco con el cual está haciendo el negocio.
Otra tipología es la de una persona que llama a una entidad aseguradora diciendo que es la empleada de un ejecutivo y que cometió un error porque pagó la póliza en la aseguradora equivocada, razón por la cual solicita la devolución del dinero. La aseguradora revisa y en efecto la señora no es cliente de la entidad y decide regresar el dinero, descontando una suma por concepto del trámite. En realidad la señora buscaba lavar activos y así lo logra.
Una de las modalidades más básicas y conocidas es la de comprar seguros de vida para los sicarios y cobrarlos una vez ellos son asesinados.
Acerca de las señales de alerta
Las señales de alerta siempre deben estar atadas a un evento de riesgo y lo más recomendable es que sean diseñadas por la propia entidad, toda vez que las señales de alerta que publican las autoridades a través de sus documentos o de las normas que emiten son muy generales y no son operativas.
Otro aspecto importante que se debe tener en cuenta es que no es adecuado copiar señales de alerta de otros manuales ya que en muchas ocasiones la entidad aseguradora se estaría obligando a cumplir con cosas que no puede lograr, y eventualmente eso le generaría problemas ante una investigación jurídica o un proceso sancionatorio administrativo.
Mayores riesgos de LA/FT en las aseguradoras
Quizá el riesgo más alto para una aseguradora es el riesgo legal y no tanto la posibilidad de que le laven activos. Por ejemplo, un gran riesgo es el de tener incompleta o desactualizada su base de datos al momento de una visita del ente de supervisión.
Otro de los riesgos altos puede estar en el empleado, sobre todo en las entidades aseguradoras que manejan canales novedosos de ventas. También es necesario ser rigurosos y estrictos en los controles que se aplican a los empleados que la entidad envía para que hagan negocios en el exterior o a aquellos que encarga de validar los siniestros antes de pagar el seguro.
Por lo general las autoridades están preocupadas por encontrar los activos de los corruptos y muchos de esos bienes pueden estar asegurados. Este tema es muy importante puesto que buscar las pólizas puede ser una herramienta para detectar bienes y sus propietarios.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que en muchos casos y debido a la falta de información de la que adolecen muchas compañías existe gran dificultad para distinguir si una operación inusual es de lavado de activos o de fraude antes de que se materialice.
La problemática del fraude
La oficial de cumplimiento de una reconocida entidad aseguradora señaló en un reciente foro que en 30 años de carrera solamente ha visto un caso de una persona que cometió un fraude y que fue procesada penalmente; en los demás casos la constante ha sido que el defraudador simplemente pierde el pago de la prima y la compañía no le expide nuevas pólizas.
La misma oficial de cumplimiento consideró que una de las principales recomendaciones para detectar eventuales casos de fraude o de lavado de activos es hacer seguimiento y análisis al comportamiento del histórico de operaciones siniestradas con el objeto de detectar tendencias y tipologías que no correspondan al giro ordinario de las operaciones.
Otro de los consejos para evitar fraudes es tan básico que puede causar extrañeza: cumplirle a los clientes. Es frecuente que los fraudes cometidos en contra de las compañías aseguradoras se realicen por clientes a los que no les cumplieron con el pago de un seguro ante un siniestro.
Los fraudes también pueden llevarse a cabo a través de los intermediarios de seguros ya que, a pesar de que en muchas ocasiones en ellos se deposita el deber de conocimiento del cliente, su misma labor los obliga a vender y a mostrar buenos resultados comerciales para obtener ganancias. En este caso la recomendación es complementar la tarea de conocimiento que ellos realizan.
