Panamá es retirada de la lista gris del GAFI. Imagen Freepik
La salida de Panamá de la lista gris del GAFI es el resultado de una serie de transformaciones positivas, impulsadas por sus autoridades y el sector privado.
Tal y como lo mencioné en un reciente reportaje periodístico publicado en La Estrella de Panamá, el sistema panameño contra el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo ha tenido una evolución notable en los meses recientes.
Según el propio GAFI, el país centroamericano logró “fortalecer su comprensión del riesgo nacional y sectorial de LA/FT e informar los hallazgos a sus políticas nacionales para mitigar los riesgos identificados”.
Así mismo, adoptó medidas para identificar remitentes de dinero sin licencia, aplicar un enfoque basado en riesgo para la supervisión de las actividades y profesiones no financieras designadas (APNFD) y aplicar sanciones efectivas, proporcionadas y disuasorias contra las infracciones ALD/CFT.
Dentro del paquete de acciones, las autoridades panameñas también presentaron un registro de beneficiarios finales que ya está en funcionamiento y establecieron mecanismos para monitorear las actividades de las entidades extraterritoriales.
Desde el punto de vista penal, quizá uno de los resultados más relevantes es que los productos de la UAF cada vez tienen mayor relevancia en las investigaciones de blanqueo de capitales, y dichas investigaciones han profundizado en los delitos fiscales extranjeros.
A raíz de este esfuerzo, durante su plenaria de octubre de 2023, el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) decidió retirar a Panamá de su lista gris de jurisdicciones con deficiencias estratégicas en su sistema nacional contra el blanqueo de capitales.
El importante cambio de perspectiva
Durante los últimos años he tenido la oportunidad de visitar Panamá en reiteradas ocasiones y gracias a ello pude percibir lo que considero las verdaderas claves de la evolución del sistema panameño contra el blanqueo de capitales: el cambio de enfoque de las autoridades y el compromiso del sector privado.
Recuerdo que en 2014 publicamos en Infolaft un artículo de análisis sobre los graves problemas que por entonces tenía el país para combatir el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo.
A manera de contexto, quiero anotar que ese artículo se publicó antes de la emisión de la ley 23 de 2015, la base del sistema panameño para prevenir estos delitos.
La reacción a ese artículo la recuerdo muy bien: desde una importante superintendencia de Panamá nos contactaron para expresarnos su “inconformidad” y decirnos que estábamos equivocados.
Nosotros les explicamos en detalle toda la situación, que por entonces consistía en que Panamá había ingresado a la lista gris del GAFI (junio de 2014) y que la Organización Internacional de Comisiones de Valores (IOSCO) había lanzado una advertencia debido a que el país no había suscrito el Memorando Multilateral de Entendimiento (MMOU).
Hoy la realidad es muy diferente. Las autoridades están abiertas a escuchar las voces contrarias, toman acciones para fortalecer los controles de detección de estos delitos y trabajan para mostrar resultados y efectividad.
Además, las personas que ejercen como oficiales de cumplimiento en las organizaciones privadas se han empoderado y hoy se cuentan dentro de los principales expertos antiblanqueo de toda Latinoamérica.
Muestra de ello fue la masiva convocatoria que tuvo el Congreso Internacional de Cumplimiento, organizado por la Asociación de Oficiales de Cumplimiento de Panamá (ASOCUPA), entre el 19 y 20 de octubre de 2023: cerca de 1100 asistentes provenientes de la mayoría de los países del continente.
Esa convocatoria es evidencia del gran compromiso e interés que tienen los profesionales de cumplimiento panameños por capacitarse, mantenerse actualizados y a la vanguardia de los nuevos riesgos y amenazas.
Tuve la oportunidad de dictar una conferencia en ese evento y conversar con muchos y muchas oficiales de cumplimiento, y me sorprendió gratamente su entusiasmo y convicción por los aportes que vienen realizando para mejorar la imagen de su país a nivel internacional, y demostrarlo con hechos.
Tal y como lo resalto en el título de este artículo, Panamá es un ejemplo porque ha evolucionado, ha aprendido de sus fallas anteriores y hace enormes esfuerzos por remediarlas para evitar repetir historias ya contadas.
Nos demuestra a todos los países de Latinoamérica, que tenemos tristes y dolorosas realidades compartidas, que siempre se puede mejorar y que la mayor dignidad se encuentra en enfrentar los problemas sin vacilaciones.
La buena noticia, la más importante del año en términos de prevención del blanqueo de capitales en Latinoamérica, es que Panamá fue retirada de la lista gris del GAFI, y eso debe alegrarnos a todos quienes luchamos por construir sociedades más justas y transparentes.
Sin duda, un gran regalo para mis amigos y amigas panameñas que, desde ya, tienen un motivo más para celebrar sus fiestas patrias.
Por: Sergio Reyes Díaz, subdirector de Infolaft
