El narcotráfico ha evolucionado recientemente desde las lanchas rápidas hasta los semisumergibles. No es una evolución planeada, lineal o lógica, es el intento desesperado de encontrar nuevas formas de transportar la droga y así burlar el esfuerzo de las autoridades. El objetivo de los criminales es pasar inadvertidos, burlar los controles. Mientras las autoridades perseguíalanchas rápidas, bajo las aguas se movían toneladas de cocaína en forma casi imperceptible. Todos miraban a la superficie, ellos iban más profundo.
Lo mismo sucede con los controles al lavado de activos
Los lavadores evolucionan y ya tienen mecanismos más sofisticados que los que se conocen tradicionalmente. Así como la tecnología de las navegaciones, especialmente el GPS, les permitió a los narcotraficantes explorar nuevas rutas, la Internet les ha permitido a los lavadores manejar desde cualquier lugar de Colombia sus productos financieros internacionales.
Pasamos de las empresas fachada a las empresas criminales
Ya no estamos frente a burdas estructuras financieras sin ningún sustento y sin historia. Ahora los lavadores, conscientes de los controles que ejerce el sistema financiero, buscan adquirir empresas que tengan historia y actividad económica internacional para usarlas como herramienta de legitimación de capitales ilícitos.
Estos son los nuevos submarinos empresariales, término que hemos acuñado para referirnos a empresas con historia comercial lícita, reconocimiento y solvencia, que por maniobras criminales pasan al control de lavadores que en forma discreta pero efectiva las convierten en verdaderas lavanderías. Los controles tradicionales de conocimiento del cliente y determinación de su actividad económica no funcionan. Hay que ir al fondo del negocio y conocer la estructura de control y gobierno.
La gran preocupación es que los controles tradicionales no son efectivos para detectar submarinos empresariales, por las siguientes razones:
- El delincuente no requiere abrir una cuenta corriente o cualquier producto financiero, la empresa ya lo tenía desde antes cuando era lícita.
- El lavador no tiene que establecer de cero las relaciones internacionales, la empresa ya las tenía. Tal vez lo único que tiene que hacer es integrarlas con las que le interesan para su intención criminal.
- Cuando les piden justificar una transacción, tienen abundante documentación aparentemente legítima para engañar a las entidades financieras o a las autoridades.
- Los delincuentes no se presentan ante los bancos o las demás entidades financieras, pues la empresa cuenta con profesionales sin antecedentes (y con buena trayectoria comercial) que por engaño o por corrupción ahora trabajan para los lavadores.
- La mezcla de dineros lícitos e ilícitos, hace imposible detectar inusualidades tradicionales.
Haciendo un paralelo con sus semejantes el mar, el peligro de los submarinos financieros consiste en que mientras todos miran la superficie, ellos están lavando millones sin ser detectados. Hay que mirar más profundo.