Con la llegada de Trump a la presidencia de Estados Unidos, Latinoamérica no es ajena a la incertidumbre que se vive alrededor del mundo. Particularmente, Colombia sufre especial nerviosismo puesto que el presidente saliente, Barack Obama, no solo prometió USD 450 millones de dólares para el postconflicto en Colombia sino que fue un soporte del proceso de paz y de las políticas propuestas por Juan Manuel Santos frente al narcotráfico y la lucha contra el terrorismo.
En las administraciones de Santos y Obama se produjo una paulatina ‘desnarcotización’ de la agenda binacional que duró alrededor de seis años, cuyo punto más alto fue la decisión de Colombia de suspender las fumigaciones aéreas de cultivos ilícitos a pesar de que en alguna ocasión el entonces presidente Obama señaló que una de las razones del aumento de producción de cocaína en el país era la suspensión de las aspersiones.
En una entrevista de la Revista Semana a Michael Shifter, presidente de un centro de pensamiento en Washington, ese experto expresó la siguiente opinión acerca de la posición de Colombia, y la región, en el crepúsculo de la era Trump:
“América Latina no parece estar en el radar del nuevo presidente, y puede que haya menos cambios de los que algunos esperan. El soporte a Colombia siempre ha tenido apoyo bipartidista, y el Congreso tiene igual o más influencia que la Casa Blanca, sobre todo en la aprobación de los fondos para el posconflicto. La primera preocupación de los legisladores republicanos y demócratas va a seguir siendo el narcotráfico, sobre todo ante la evidencia de que en Colombia se expandió la producción de coca en los últimos años. Puede que el gobierno de Trump enfatice más la necesidad de que Colombia refuerce la lucha contra el narcotráfico, pero no esperaría un cambio brusco de postura. Hay que tener en cuenta que hace varios años Trump tenía una opinión bastante abierta y flexible con respecto al tema de las drogas”.
Es claro que el gobierno de Colombia estaba más preparado para una victoria de Hillary Clinton, quien hubiese continuado con las políticas de Obama pero, aun así, Shifter afirmó que el gobierno colombiano tiene contactos en el partido republicano que pueden ayudar a tender puentes con el nuevo presidente electo. “Sin ir más lejos, el senador republicano Roy Blunt de Missouri asistió a la gala del Diálogo Interamericano en honor al presidente Santos, y remarcó la estabilidad de la relación entre Estados Unidos y Colombia”.
El exministro de Justicia, Juan Carlos Esguerra, estuvo de acuerdo con esta postura y señaló que la colaboración estrecha de Estados Unidos con Colombia se mantendrá porque es política de Estado, “tanto si el gobierno es demócrata o republicano”.
Por otro lado, según el Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac), el país tiene un lapso corto, de meses, para mostrar resultados en su nueva estrategia frente al narcotráfico y el fin del conflicto que se basa en fortalecer la sustitución, golpear a los eslabones más fuertes del narcotráfico y lograr una fase de posconflicto exitosa. De fallar alguno de estos programas “la política nos la va a hacer el próximo gobierno de los Estados Unidos”.
Pero no todas las predicciones son alentadoras. En entrevista para El Tiempo, Adam Isacson, de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos, afirmó que el ascenso de Trump y la mayoría republicana en el Legislativo probablemente se traducirán en escepticismo frente al proceso paz, al tiempo que crecerá la relevancia de las ideas del expresidente Álvaro Uribe.
Lo que esto quiere decir es que la ayuda para la implementación del acuerdo no está garantizada y podría llegar, pero con fuertes condiciones. Y es muy probable que crezca la presión para que se extradite a miembros de las Farc y se restituya la fumigación aérea.