El pasado 10 de marzo en una rueda de prensa el vicefiscal Jorge Fernando Perdomo informó de la captura de varios auxiliares de vuelo de la aerolínea Avianca, presuntamente vinculados a una red internacional dedicada al lavado de activos del narcotráfico.
A su lado estaban sentados el coronel Luis Humberto Poveda, director de la Dijín; el sargento Alberto Martín Álvarez, delegado de la Guardia Civil Española; y Eduardo Mendoza, director de Seguridad de Avianca.
La presencia del director de seguridad de Avianca en la rueda de prensa se justificó porque, de acuerdo con lo allí expresado, la aerolínea cooperó activamente en la investigación.
Según explicó el vicefiscal Perdomo, la organización delincuencial logró ingresar a Colombia el equivalente a unos 10 000 millones de pesos a través de doce envíos de dólares y euros. Los billetes, agregó, eran transportados adheridos al cuerpo o en maletas de doble fondo.
Rápidamente la noticia se difundió a través de muchos medios de comunicación de Colombia y de la región. Además, la evolución que tuvo el caso en los días siguientes representó un gran reto para el manejo reputacional de la marca: el 23 de marzo la W Radio publicó un informe titulado ‘La mayoría de auxiliares de vuelo de Avianca estarían lavando activos’.
La nota sostiene que ‘‘según investigadores del proceso, casi todos los auxiliares de vuelo de Avianca están ingresando dineros ilícitos al país producto de la venta de estupefacientes al exterior’’ y que ‘‘esto es sólo el comienzo y que en los próximos meses vendrán muchas más capturas’’.
A pesar de que la tipología de operarios de vuelo aprovechando su posición para transportar dinero o drogas es vieja –Infolaft analizó en 2012 una condena contra una auxiliar de vuelo en su artículo ‘Azafata condenada por LA’- lo relevante aquí es cuánto puede afectar el comportamiento delictivo de un empleado la imagen de una empresa seria y con gran reconocimiento.
En este caso los auxiliares de vuelo involucrados eran funcionarios de la compañía y sobre ellos se debió realizar un análisis de riesgo de lavado de activos y financiación del terrorismo, algo que se da por descontado que hizo Avianca, y del resultado de ese análisis se debió desprender la gestión del riesgo a realizar con base en las señales de alerta y los eventos de riesgo identificados.
Como se sabe la empresa cooperó con las autoridades y ese es un gran atenuante, lástima que eso no evitó que su nombre y su logo continuaran figurando negativamente en los titulares de la prensa.