Condena por financiación del terrorismo en Colombia. Imagen Freepik
Las autoridades colombianas detectaron a una empresa de productos lácteos que fue constituida para ocultar recursos ilícitos y para canalizar fondos hacia acciones terroristas.
Una sentencia histórica acaba de ser proferida en Colombia. Se trata de una condena por financiación del terrorismo en contra de un presunto testaferro.
El carácter histórico se debe a que esta es una de las pocas sentencias –quizá la única– que se conoce en ese país sudamericano por esta conducta ilícita.
Tipología al descubierto: empresa fachada
Los investigadores de la Fiscalía General y de la Policía Nacional lograron demostrar ante un juez que Wilson Arévalo Hernández, alias ‘Chaco’, pertenecía al Ejército de Liberación Nacional (ELN).
Vale la pena mencionar que el ELN, una organización delincuencial surgida en la década de 1960, está reseñada en listas de OFAC y de la Unión Europea.
De acuerdo con la investigación, alias ‘Chaco’ constituyó la empresa de lácteos ‘Villa Esperanza’ en el municipio de Fortul (departamento de Arauca) para “transformar dineros producto del cobro de extorsiones y secuestros en el oriente del país”.
Además, las supuestas ganancias de la empresa, derivadas de la venta de quesos y distintos productos, fueron utilizadas para financiar varios actos terroristas.
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Testimonios de proveedores que demostraron inconsistencias
Durante una de las audiencias en las que se hizo la practica de testimonios, la defensa del procesado llevó en calidad de testigos a varios proveedores de la supuesta empresa de lácteos.
Entre los proveedores hubo ganaderos y productores de leche, así como comerciantes de maquinaria para la industria láctea.
Varios de ellos confirmaron su vínculo de negocio con el procesado e incluso una de ellas mencionó que los pagos por la provisión de leche se realizaban en efectivo cada dos semanas.
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Lo llamativo del caso fue que al preguntarles por el presunto vínculo del procesado con el ELN, ellos afirmaron que ‘Villa Esperanza’ era una empresa pequeña y humilde que no maneja altas sumas de dinero.
Sin embargo, lo que esos proveedores de buena fe desconocían era que los peritos identificaron millonarios movimientos financieros inusuales entre 2012 y 2017.
Transacciones sin explicación
Según la Fiscalía, la empresa ‘Villa Esperanza’ se constituyó con un capital de apenas 3’500.000 pesos colombianos (cerca de USD 770 dólares) y con un único empleado: el procesado Wilson Arévalo Hernández.
Sin embargo, unos meses después se comenzaron a registrar movimientos inusuales. Tan solo entre 2012 y 2017 los dineros depositados en las cuentas bancarias del procesado superaron los 9289 millones de pesos (más de dos millones de dólares).
De ese monto, el procesado dejó de declarar ante el Estado cerca de 5300 millones de pesos (casi USD 1,2 millones de dólares), recursos que habrían sido canalizados para la comisión de actos terroristas.
Otra de las situaciones que llamó la atención de los investigadores fue que los proveedores de la empresa de lácteos reportaron ventas por un total de 247 millones de pesos (cerca de USD 54.500 dólares) entre los años 2010 y 2017.
No obstante, en ese mismo período el procesado presentó costos y deducciones en sus declaraciones de renta por valor de 3731 millones (más de USD 820.000 dólares), sin que se conociera con qué otros terceros se realizaron negocios.
Condena por financiación del terrorismo
Luego de la correspondiente valoración de las pruebas, un juez penal especializado de la ciudad de Yopal (Casanare) condenó a Wilson Arévalo Hernández, alias ‘Chaco’, a 17 años y tres meses de prisión por la comisión de diversos delitos.
Entre ellos financiación del terrorismo de grupos de delincuencia organizada, rebelión y administración de recursos relacionados con actividades terroristas de la delincuencia organizada.
Además, alias ‘Chaco’ tendrá que pagar una multa de 5684 millones de pesos, equivalente a USD 1,2 millones de dólares.
La sentencia condenatoria proferida es de primera instancia y contra ella procede el recurso de apelación.