‘El Dulce Poder’, publicado por el equipo de La Silla Vacía, expone de forma clara cómo se ejerce el poder político en Colombia así como los personajes, estrategias, ideas e intereses que se derivan de este particular manejo, en busca que se mantenga en el tiempo.
Es recomendable que las empresas responsables del cumplimiento de normas en materia de gestión del riesgo de lavado de activos y financiación del terrorismo tomen atenta nota de las prácticas ilícitas que se describen con el fin de evitar hacer parte de ellas adoptando los controles adecuados.
A través del libro, el equipo periodístico de La Silla Vacía llega a la conclusión de que el poder político en Colombia se produce y se reproduce, salvo algunas excepciones, gracias al impulso del clientelismo.
A pesar de que esta afirmación no es nueva, los reportajes si revelan información novedosa al describir situaciones concretas sobre una parte del complejo funcionamiento del clientelismo y la maquinaria política nacional ‘en la práctica’.
Como parte de la información que se revela, se describen las dos diferentes formas a través de las cuales ingresan recursos a las campañas políticas. La primera son los préstamos que reciben los dirigentes o aspirantes (a lo que vamos a llamar financiación) y la segunda es la obtención de plata por medio de donaciones (lo llamaremos aportes).
Dicho lo anterior, el libro constituye un aporte muy importante, sobre todo ad portas de los comicios regionales de 2019, ya que los ciudadanos colombianos están en mora de entender a fondo los fenómenos del clientelismo y las maquinarias electorales, lo cual implica que muchas personas no puedan tomar una decisión de voto informada.
En general, los del libro, son unos reportajes fáciles de leer que sorprenden por los detalles y las cifras que exponen, así como por la presentación de datos curiosos.
En la publicación, los periodistas definen, a través de ejemplos, las diferentes formas de clientelismo político (ver tabla).
- ‘Mermelada’: Es la inversión regional que el Gobierno asigna a los congresistas a cambio de tener sus votos en el Congreso (p.110)
- ‘Empujón’: Apoyo de los mandatarios locales a un candidato al Congreso. Este, por su parte, presta ayuda financiera o concede favores a los mandatarios locales (p.65- 67)
- Hacer ‘bulto’: Seguidores y asistentes que acompañan al político en sus viajes de campaña electoral para aumentar su importancia (p.15)
- ‘Puya ojos’: En Cartagena se denomina así a aquellos líderes barriales encargados de la compra y venta de votos en su zona (p.43)
- ‘Patuleca’: En Cartagena así se denomina a aquellos ciudadanos que aceptan dinero para votar por un candidato, pero votan por otro (p.48)
- ‘Payola’: Trato entre periodistas y políticos, consistente en que los políticos pagan a los periodistas por hablar bien de ellos (p.74)
- ‘Cariñitos de vuelta’: Favores menores que otorgan los políticos a sus aliados (p.29)
- ‘Licitaciones sastre’: Son aquellas licitaciones hechas a la medida del contratista aliado (p.33)
Un ejemplo de estas prácticas es el dado por Juanita León, directora de la Silla Vacía, quien describe un viaje con un congresista que está de gira de campaña visitando a sus aliados políticos. Allí enumera las diferentes clases de favores que se requieren para que el político en cuestión pueda crear y mantener una ‘estructura política’ para la elección (o reelección) porque -según descubre- "en la política nadie es más confiable que alguien que debe favores”. (p.14).
Los análisis que ha venido publicando Infolaft desde más de 10 años, demuestran que estos ‘favores’ que se hacen entre políticos y empresas generan daños a la economía y constituyen competencia desleal. En concreto, estos ‘favores’ se materializan en ‘volteo’ de tierras, archivo de expedientes sancionatorios, otorgamiento de permisos o licencias sin los requisitos legales, ‘micos’ en normas de todo nivel, destitución de funcionarios incómodos, suministro de información confidencial (por ejemplo, datos económicos) y acomodo de pliegos licitatorios, entre otros.
Volviendo al libro, la periodista Juanita Vélez aborda el tema del 'empujón' otorgado por las alcaldías y las gobernaciones al candidato al Congreso de su preferencia, y especifica qué clase de empujones son usuales. Ese intercambio de favores, dice un congresista citado, "afuera lo llaman clientelismo, adentro lo llamamos red de apoyo". (Juanita Vélez p. 72).
Por su parte, Jineth Prieto nos adentra al mundo de las maquinarias electorales y afirma que ‘la maquinaria es para un político como las arterias al corazón’ (p. 25). La periodista suministra una interesante clasificación de diferentes clases de maquinarias diferenciadas por niveles y por sus procedencias. Infolaft encuentra muchas similitudes entre las tipologías sobre lavado de activos conocidas y el manejo de las maquinarias electorales, toda vez que en los dos casos el objetivo es el mismo: ocultar el origen –ilícito– de los recursos. Estas similitudes pueden verse con mayor claridad, en la lectura de varios artículos en donde Infolaft ha descrito figuras como el ‘pitufeo’ (que consiste en poner a muchas personas a mover por el sistema financiero sumas de dinero por debajo del umbral de reporte para no ser detectadas), empresas fachadas (aquellas que no operan, pero se usan para justificar ingresos), simulación de créditos y suplantaciones, entre otros.
De acuerdo con lo anterior, es posible señalar que quien quiera prevenir el manejo irregular de recursos en campañas políticas, puede hacer uso de controles y estrategias utilizadas en el combate contra el lavado de activos ya adoptados por las empresas obligadas en desarrollo de sus sistemas.
Laura Ardila, periodista con amplia experiencia en la cobertura política, expone con detalles en el texto del libro, la gran empresa del clientelismo electoral y cómo es la labor de los ‘líderes barriales’ -también llamados ‘puya ojos’-, quienes son los encargados de la compra y venta de votos. Quizá lo más revelador, es que esta tarea se ejecuta aun en épocas de no elecciones, porque un político tiene que dejar sus ‘comandos’ trabajando, pues de lo contrario “se muere". (p.49).
Para Infolaft, el libro publicado por La Silla Vacía es muy útil puesto que describe los diferentes perfiles de personas que representan riesgo dentro de estas operaciones, mencionando las siguientes contrapartes:
- Políticos profesionales expertos en política tradicional.
- Comités financieros de los políticos.
- Ministerio de Hacienda y Crédito Público.
- Contralor.
- Congresistas.
- Secretarías de Hacienda departamentales.
- Secretarios de Hacienda o tesoreros.
- Alcaldes y gobernadores.
- Funcionarios de alcaldías.
- Concejales.
- Ediles.
- Presidentes de juntas de acción comunal.
- Líderes de los barrios o líderes comunales.
- Policías.
- Empresarios.
- Contratistas.
- Fundaciones.
- Partidos políticos.
- Coordinadores de campañas electorales.
Además de exponer cómo funciona el intercambio de favores sin plata, los reportajes revelan los detalles de este intercambio con recursos financieros, como, por ejemplo:
- Cómo funciona el círculo de la financiación, elección y contratación y el uso de los cupos indicativos.
- Cuáles son los gastos en los que un político tiene que incurrir para lograr la elección o reelección, y para mantener su ‘estructura política’.
- Cómo financia el político esos gastos (los préstamos del banco o de los contratistas, uso de CDTs, creación de fundaciones que recogen donaciones de las empresas, donaciones de los partidos políticos y la distribución de la plata de las donaciones a todos los niveles políticos).
- Cómo funciona y se financia el mercado de la compraventa del voto.
- Cómo se costean los eventos de campaña electoral.
- Cómo se desvía el presupuesto nacional a los municipios.
¿Por qué es útil para prevenir el lavado de activos?
Clientes y contrapartes de alto riesgo
El relacionamiento con funcionarios públicos de alto nivel es uno de los temas que más preocupaciones genera dentro del sistema financiero y al interior de las empresas, pues existe el temor de que los funcionarios aprovechen sus cargos para realizar actividades ilícitas.
Si se tiene en cuenta que muchas de las historias narradas por los periodistas de La Silla Vacía en el libro involucran recursos públicos y se pueden configurar en delitos cometidos por diferentes actores políticos y funcionarios del Estado, es claro que con ese importante insumo tanto las entidades financieras como las empresas pueden diseñar controles adicionales para la vinculación de contrapartes de mayor riesgo, señales de alerta, reforzar sus controles y reportar a las autoridades –concretamente a la Unidad de Información y Análisis Financiero (Uiaf)– todas las operaciones sospechosas que detecten.
Así mismo, el libro pone sobre la mesa varios perfiles de personas expuestas al riesgo de corrupción, ya sea por el poder que detentan o por el manejo de recursos públicos. Entre estos se encuentran los concejales, diputados, ediles, líderes comunales y los coordinadores de campaña (p. 88).
Dentro de la gestión del riesgo de corrupción y de lavado de activos, estos actores y muchos otros reseñados en el libro, se catalogan técnicamente como personas expuestas políticamente (PEP) y a efectos de gestionar de forma eficiente el riesgo, podría desarrollarse una segmentación o clasificación de perfiles de los clientes con estas calidades. Esto con la finalidad de adoptar controles diferenciales frente a cada segmento bajo la premisa “a mayor riesgo mayor control”.
Esto cobra especial relevancia si se tiene en cuenta que hace cerca de tres años el Gobierno Nacional expidió el Decreto 1674 de 2016, por medio del cual emitió un listado de cargos públicos cuyos titulares deben ser catalogados como personas expuestas políticamente (PEP). Dicho decreto se volvió de obligatorio cumplimiento para empresas y entidades financieras por vía de regulaciones posteriores emitidas por sus supervisores.
Frente a esta obligación normativa, uno de los controles más aceptados para prevenir el riesgo de posibles operaciones de corrupción y de lavado de activos por parte de funcionarios públicos es el uso de listas de PEP (personas expuestas políticamente) por parte de los sujetos obligados. Este control permite identificar este tipo de contrapartes y a su vez puede brindar información relevante para segmentarlas o clasificarlas a efectos de definir el nivel de control.
Productos de riesgo
Por otra parte, una revelación importante que hace la publicación periodística es que la empresa electoral funciona todo el tiempo y no se limita a las épocas electorales. Según el libro, la maquinaria “es visible en temporada electoral y casi invisible los años en los que la campaña no está encendida. Pero eso no quiere decir que pare de trabajar. Siempre se mueve” (P. 25).
Esta información cobra especial importancia si se tiene en cuenta que la Superintendencia Financiera obliga a sus vigiladas (bancos, aseguradoras, comisionistas de bolsa, entre otras) a implementar controles especiales frente a los partidos y campañas políticas y con la información que el libro suministra es claro que los controles no podrán limitarse a épocas electorales, sino que deberán ser constantes en el tiempo, manteniendo un monitoreo permanente y riguroso.
Sectores y negocios de riesgo
El libro publicado por La Silla Vacía también es muy útil para entender el riesgo de ciertas actividades económicas que participan, indirectamente, de estos delitos.
Dentro de las personas con riesgo de corrupción, como se mencionó con anterioridad, también están los empresarios y contratistas, quienes muchas veces financian las campañas para luego ‘cobrar’ el favor a los congresistas a través de la asignación de contratos derivados de los cupos indicativos para las regiones (comúnmente conocidos como ‘mermelada’).
También son mencionadas las firmas encuestadoras poco serias que se prestan para manipular los resultados de las encuestas, así como algunos directores de medios de comunicación del nivel nacional y periodistas regionales que cobran dinero por publicar contenidos favorables a determinados candidatos.
Finalmente, existen unos sectores económicos que son utilizados con frecuencia para canalizar los pagos irregulares o desviar los recursos públicos. El interés de los sujetos obligados y en general de las empresas debería centrarse en aquellos que manejan grandes cantidades de dinero por fuera del sistema financiero.
Según lo expuesto en el libro, “cuando llegan las afugias, el donante ideal es el que tiene un negocio que maneja mucho efectivo y que hace muchos contratos que no exigen IVA, por ejemplo, transportadores. Por ambas razones, un concesionario es ideal: cobra peajes y puede justificar múltiples contratos de transporte. Un retail que vende productos en la calle o un sanandresito, por ejemplo, también sirven” (p. 39).
Toda esta información, sin duda, será de especial utilidad para que los oficiales de cumplimiento puedan fortalecer sus sistemas internos de prevención, y aporten su grano de arena para combatir la corrupción generalizada –y el posible lavado de activos derivado de ello– que sigue llenando los bolsillos de unos pocos en detrimento del bienestar de los ciudadanos.
Recomendaciones de infolaft para usar esta información
De toda la información que aporta la lectura del libro, los ciudadanos y las empresas deben prestar especial atención a cuatro aspectos básicos de la forma de hacer política desde el punto de vista financiero.